Pensadores Heliche
jueves, 5 de mayo de 2011
ORTEGA Y GASSET
Según Jose Ortega y Gasset, el objetivo de la Filosofía es encontrar el Ser Fundamental del mundo. Este «Ser Fundamental» es radicalmente distinto a cualquier ser contingente o intramundano; y también es diferente a «lo dado» (expresión con la que Ortega se refería a los contenidos de nuestra conciencia = «lo dado» en nuestra conciencia). Todo contenido de conciencia es, por definición, fragmentario, y no sirve para ofrecer el sentido del mundo y de la existencia. Este sentido sólo se encuentra en el «Ser Fundamental» o «El Todo». La Filosofía es el saber que se encarga de aproximarnos a esta cuestión.
«Filosofía» en Ortega se encuentra unida a la palabra «circunstancia», que Ortega hace famosa en su expresión: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo» (Meditaciones del Quijote, 1914). Mantiene los principios esenciales de su perspectivismo en periodos posteriores de su pensamiento.
A partir de El tema de nuestro tiempo desarrolla el «raciovitalismo», teoría que funda el conocimiento en la vida humana como la realidad radical, uno de cuyos componentes esenciales es la propia razón.
Para Ortega, la vida humana es la realidad radical, es decir, aquella en la que aparece y surge toda otra realidad, incluyendo cualquier sistema filosófico, real o posible. Para cada ser humano la vida toma una forma concreta.
Denomina «razón vital» a un nuevo tipo de razón —en rigor, el más antiguo y primario—, y «raciovitalismo» al modo de pensar que se apoya en su nuevo concepto de razón. La razón vital es una razón que se va realizando constantemente en la vida a la cual es inherente.
El perspectivismo
El perspectivismo o «doctrina del punto de vista» es una doctrina filosófica que sostiene que toda percepción e ideación es subjetiva. El individuo mira desde un punto de vista concreto, en una dirección propia.
Para Ortega, la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo. Esto no le hace caer en el subjetivismo, pues para él cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su propia parte de verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás.
La verdad absoluta, omnímoda, puede ser la suma de las perspectivas individuales o de éstas más una parte fuera de la perspectiva (no vista), que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente. Esta verdad absoluta residiría en lo que llamamos Dios.
Razón vital
La razón vital es la razón que plantea Ortega, en sustitución de la razón pura cartesiana de la tradición filosófica. Esta razón integra todas las exigencias de la vida, nos enseña la primacía de esta y sus categorías fundamentales. No prescinde de las peculiaridades de cada cultura o sujeto, sino que hace compatible la racionalidad con la vida.
La razón vital es el principio clave del raciovitalismo.
Yo y mi circunstancia
Con la frase «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo», aparecida en "Meditaciones del Quijote", Ortega insiste en lo que está en torno al hombre, todo lo que le rodea, no sólo lo inmediato, sino lo remoto; no sólo lo físico, sino lo histórico, lo espiritual. El hombre, según Ortega, es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreto, incomparable, único: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él. En otros términos, la realidad circundante «forma la otra mitad de mi persona». Y la reimpresión de lo circundante es el destino radical y concreto de la persona humana.
El hombre es un ser que se encuentra inmerso, sumergido en una circunstancia (o naturaleza), la cual le presenta distintas concepciones de su estado físico y mental. Por tanto deja al hombre la misión de satisfacerlas. En el cumplimiento de tal tarea, agrega Ortega, es que el hombre crea la técnica, que, según este autor, podemos definir como «la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades». Ortega y Gasset definía al hombre como un «ser compuesto de realidades circunstanciales creadas por la opacidad en la forma de pensar y en el sedentarismo como fuente inspiradora de las culturas neopensantes incapaces de olvidar la tirantez que usurpa el conjunto de la sabiduría».
jueves, 31 de marzo de 2011
jueves, 3 de marzo de 2011
Friedrich Nietzsche
Nietzsche en realidad es filólogo clásico; pasó su última etapa en un sanatorio (para enfermos mentales)
donde murió en 1900.
Apolo y Dionisio
Trata este tema en su libro El nacimiento de la tragedia.
Habla de los conceptos de lo Apolíneo y lo Dionisiaco. Para Nietzsche el mundo no está dividido en dos (una vida terrenal y un mundo divino), sino que sólo existe el mundo terrenal; para él la parte divina es nefasta.
Los que opinan que hay otro mundo son los trascendentes. Mientras que aquellos que no lo creen son los inmanentes, y Nietzsche será uno de ellos: su vida girará en torno a este mundo.
Los griegos son los primeros que se plantean: ¿si no hay nada más allá, que sentido tiene la vida? Según Nietzsche esta pregunta se la hacen primero los griegos en la historia. Se puede llegar a la angustia, si se piensa que en el fondo no somos nada. Según Nietzsche los griegos sobreviven al sinsentido de la vida gracias a la estética (arte), reflejado en dos conceptos, impulsos o fuerzas estéticas:
- Lo apolíneo es el momento que refleja lo individual, la luz, lo racional, la serenidad. El arte apolíneo más importante es la escultura (por ejemplo el Discóbolo, que refleja esa serenidad).
- Lo dionisiaco es el momento colectivo, de emoción máxima, tenebroso, incluso irracional. El arte dionisiaco fundamental es la música. Dionisos es el dios del vino y de las bacanales.
Los griegos superan esta angustia de la nada, mediante el arte (escultura y música). Para Nietzsche la tragedia es, por una parte apolínea (diversos personajes individuales), pero también hay un coro (colectivo, música, dionisiaco).
La unión de estas dos fuerzas estéticas lleva a los griegos a abandonar el “miedo” a la nada; el volver a lo colectivo nos ayuda a perder el miedo a la muerte, y gracias a lo apolíneo se conserva el momento individual; luego existe esta dualidad.
La inversión de los valores
Según Nietzsche en Occidente, desde Platón, se implanta la doble división del mundo:
- El mundo de las Ideas: lo más real, lo espiritual.
- El mundo material: nuestro mundo, lo real a simple vista pero menos en el fondo.
Esto también lo recogerá el cristianismo; lo más importante será, pues, Dios y el más allá, y esta vida estaría cargada de una menor importancia.
Así, Nietzsche se da cuenta que la vida en este mundo ha estado siempre minusvalorada; él se pregunta, ¿por qué Occidente ha tomado ese camino? Toda la ética occidental, él ve, que desde Platón está marcada por esta mancha de “antivida”.
El mundo del más allá, en Occidente, se considera más importante que la vida terrenal.
Va a hacer una división en categorías:
- Fuertes: son aquellos que reivindican la vida, la viven con intensidad, son valientes, guerreros, guapos, sanos, bellos... Estas personas van a crear una moral basada en la lucha, el disfrute, el aprovechamiento de la vida. Es una moral del orgullo.
- Débiles: piensan más en la vida del más allá; son feos, enfermos, cobardes, defienden una moral de la paz, la humildad, la mansedumbre... La vida y el físico no importa.
Nietzsche dirá que la moral de los débiles ha triunfado en Occidente. Mientras que la moral del fuerte ha perdido. ¿Cómo ocurrió esto? ¿cómo triunfó una moral “antivida”? Hasta Platón la dominante era la de los fuertes, pero tras él cambió. Para Occidente Jesucristo es el cenit de todos los valores (manso, humilde, bueno...), pero Nietzsche se preguntará, ¿cómo se ha troncado de tal manera todo?
Así, hace una génesis de la moral actual: Filosofía contemporánea
- Todo comienza con los judíos, que para él, simbolizan la debilidad, los débiles. Estos sentían rencor por los fuertes (por los señores), y su manera de vengarse de los fuertes fue invirtiendo la moral: de manera que la moral fuerte buena fue entonces convertida en lo malo.
- Pasan así por tanto, los débiles a encuadrar la fila de lo bueno.
- Esto a nivel histórico Nietzsche lo refleja también con el cristianismo: que para él será fruto del rencor, y una venganza contra los fuertes, los poderosos del momento. El cristianismo, aun estando basado en el amor, nace como fruto del rencor.
Sólo quiere saber cómo se han transvalorado de tal forma los valores.
El eterno retorno
Se acoge a posiciones vitalicias, muy inclinadas a los fuertes; indicando así que para Nietzsche son necesarios en la vida unos valores claros.
Al apostar Nietzsche por la vida (y renegar de los débiles y del cristianismo) divagará también sobre el tiempo. La concepción del tiempo cristiana es una línea recta (principio, desarrollo y fin), en cambio, para Nietzsche esta concepción no es válida: va a tener una concepción basada en el círculo.
Todas las condiciones que dieron lugar a nuestra vida y los hechos, se volverán a repetir matemáticamente. Si nuestra vida fuera una combinación de primitiva se repetirían las combinaciones antes o después, aunque fuera dentro de muchos años.
Se puede acabar el universo, pero posteriormente se creará otro, y así sucesivamente; en cambio el tiempo siempre habrá seguido su curso.
Esta es la posición más vitalista de la vida: tengo una vida y quiero que se repita antes o después (la amo sobre todas las cosas).
El nihilismo
Es la tendencia que tiene Nietzsche hacia la nada. Para Nietzsche el nihilismo es un problema de la cultura occidental. Toda esta cultura que emana de la doble división de la realidad de Platón y de la concepción del Dios cristiano. La cultura se ha movido en estos dos ángulos; pero todo el sistema entra en crisis cuando entra en crisis la propia idea de Dios. Dios le daría sentido a la existencia, ¿qué sentido tendría la vida sin Dios?
Los valores están fundamentados erróneamente en Dios, y todo bien o mal proviene de esta ética, concebida en torno a Dios.
Pero claro, si Dios existe y está entrando en crisis, todo se viene abajo. A Nietzsche no le importa la existencia de Dios; para él el hecho evidente es que Dios ha muerto, y nosotros le hemos matado: ha sido fruto de nuestras propias manos.
El fundamento de Dios, de su existencia (base de Occidente) ha dejado de existir (ha muerto), por lo que Europa entera cae en la nada.
El nihilismo sería, pues, una crisis de valores en Europa, esos valores arrastrados desde la antigüedad.
Dios fundamentaba con su existencia la unión entre el más allá y lo material; por lo que entonces sólo nos queda nuestra propia vida, por eso hay que construir una sociedad nueva, en la que Dios no sea el fundamento, sino que se deben implantar unos valores del fuerte, con la vida como razón de todo.
De aquí surge el superhombre; este se ha desprendido de Dios, del más allá; se aferra a la vida y a los valores terrenales. El esfuerzo para conseguirlo es colosal (no buscar a Dios, ni buscarle un sentido trascendente a la vida). El superhombre ha de guiarse por la voluntad del poder (querer – poder). En esto se apoyará el nazismo hitleriano.
La crítica al lenguaje
Filosofía contemporánea
La realidad para Nietzsche es irracional; también la propia vida es irracional, no es posible buscar base racional a la vida como Platón y los cristianos habían hecho hasta entonces.
Para Platón el mundo de las Ideas es el molde de la realidad, por lo que nuestro mundo es racional, ya que es eco de un mundo perfecto y racional. La teoría actual es la percepción de un mundo racional: por ejemplo con las matemáticas.
Para Nietzsche la ciencia y la realidad son entonces irracionales; así, la vida no tiene ningún sentido.
Observando por ejemplo la teoría del eterno retorno vemos un absurdo, pero claro, la vida también se presenta en cierto modo como absurda.
Así, el lenguaje está formado de conceptos, y los conceptos intentan atrapar la realidad.
La sexualidad, como ejemplo, se agloba en tres conceptos (homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad), atrapando la ciencia todas las posibilidades; para Nietzsche esto no puede ser así, ya que dirá que cada persona posee una sexualidad diferente.
Nietzsche dirá pues, que la realidad es “inatrapable”; aun intentando aglutinarla mediante conceptos, estos no captan la realidad tal cual es, ya que la realidad no puede ser atrapada. Para Nietzsche la realidad no se ajusta a la lógica: la realidad es ilógica para él, es como un río que siempre va fluyendo, cambiando (en consonancia con Heráclito).
La realidad es irracional también, porque realmente no tiene ningún sentido, no tiene un porqué. Existe una gran diferencia con el cristianismo.
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
Tras la filosofía crítica de Kant el Idealismo alemán se convertirá en la corriente predominante en la Europa continental, a través de Hegel. El existencialismo de Kierkegaard, tanto como el marxismo y el vitalismo de Nietzsche serán, en buena medida, una reacción al Idealismo hegeliano que, en cierto modo, consagra la identificación del yo trascendental kantiano con el Dios del cristianismo. En Gran Bretaña, el desarrollo del positivismo utilitarista con Bentham y J.S. Mill se inspira en los principios del empirismo, distinguiéndose del positivismo "idealista" del francés A. Comte; en ambos casos, no obstante, se da una preocupación por los temas sociales y por el bienestar de la humanidad que, aunque en una dirección distinta, compartirán con el marxismo. Por lo demás, el desarrollo de las ciencias y sus continuos éxitos hacen tambalear los cimientos de la filosofia, que se ve sometida a fuertes críticas por parte de los defensores del pensamiento científico, que encuentran en la ciencia el paradigma del conocimiento verdadero. Hacia finales del siglo XIX, al desarrollo del historicismo en Alemania, con Dilthey, y del pragmatismo en los Estados Unidos, con Pierce y W. James, hemos de sumar el desarrollo de la fenomenología con Husserl. En el siglo XX destacarán además los representantes del Filosofía Analítica, como Russell y Witgenstein, del Estructuralismo, como Lévi-Strauss, del Existencialismo, como Sartre, o los de la Escuela de Frankfurt, como Adorno, Horkheimer y Habermas. Hacia finales de siglo, destaca la actividad de los filósofos posmodernos y posestructuralistas, como Jacques Derrida, que renuevan la crítica a las tradiciones filosóficas desde posiciones muy alejadas de las llamadas metafísicas de la presencia.
jueves, 17 de febrero de 2011
BIOGRAFÍA DE RENÉ DESCARTES
Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena francesa. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachin Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser criado en casa de su abuela materna, a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida. Posteriormente hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber.
TEORÍA DE DESCARTES
Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.
Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.
Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.
Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.
Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?
“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.
Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).
Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.
Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.
Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginaición, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).
Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.
Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo).
Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos (la idea de azul, por ejemplo).
Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entiendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.
Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.
Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.
Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?
“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.
Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).
Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.
Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.
Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginaición, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).
Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas esternas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.
Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia conciencia mediante la imaginación (la idea de minotauro, por ejemplo).
Ideas adventicias: son las ideas que nos vienen del exterior, a través de los sentidos (la idea de azul, por ejemplo).
jueves, 3 de febrero de 2011
FILOSOFÍA DEL RENACIMIENTO
La filosofía renacentista es la filosofía que se desarrolló en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que marcó el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna.
Primero que todo fue caracterizada por un giro humanista en contraste con la filosofía medieval. Ésta estaba caracterizada por haber tenido siempre a Dios en el centro, pues su principal objetivo era justificar la existencia de Dios. En el renacimiento Dios y el cristianismo dejaron de ser el punto central del pensamiento para dar paso al hombre como punto central.
Este periodo se define especialmente por oposición al escolasticismo. Su fuerza radica en su capacidad crítica, que puso en cuestión las tesis de la escolástica. Frente al rígido esquema medieval, el pensamiento moderno se definió a través de las características que se resumen a continuación.
Autonomía del pensar
Los filósofos modernos se resistieron progresivamente a solicitar el tutelaje y el dictamen de los dirigentes de la Iglesia respecto a sus tesis y especulaciones. Comenzó una auténtica lucha para liberarse del dictado del dogma teológico. Los filósofos modernos abandonaron las reglas tenidas por indiscutibles y los métodos universalmente aceptados, para establecer sus propias normal: de verificación: coherencia racional, comprobación empírica, duda metódica, etc., rompiendo con la fidelidad a lo establecido.
Libertad de razonar
La filosofía moderna intentó forjar una nueva concepción del mundo y de la sociedad y, aunque inicialmente no prescindió absolutamente de la influencia religiosa, postuló la resolución de los problemas mediante la libertad de razonamiento. Abandonó así progresivamente las verdades absolutas o reveladas, intentando sustituir lo sobrenatural por lo natural, lo divino por lo humano, lo celeste por lo terrenal, resolviendo zanjar definitivamente la polémica entre la fe y la razón en favor de esta última.
Liberación individual
La nueva filosofía contribuyó a la liberación de la individualidad, de un modo que antes sólo se produjo en la Grecia clásica. Esta contribución fue casi simultánea a la lucha por la liberación de los grupos nacionales que pugnaban por quebrar el imperialismo medieval. De algún modo, la filosofía moderna se vincula al surgimiento de las nacionalidades.
La formulación científica
Otro rasgo del pensamiento moderno fue la intención de aproximar la filosofía y la ciencia. Fue en esta época de la historia cuando comenzaron a estructurarse las ciencias naturales, entendidas como un sistema de conocimientos rigurosamente clasificado y verificado. El pensamiento moderno acabó convirtiendo a la filosofía en colaboradora de la ciencia. A partir de esta época fue frecuente que una misma persona reuniera la doble condición de científico y filósofo. Galileo y Newton son grandes ejemplos de este cambio. que alcanzó hasta la época contemporánea, como lo demuestra Bertrand Russell. En esta perspectiva, los dos factores más importantes de la ciencia moderna (utilización concreta de la experiencia del investigador y mentalidad matemática) fueron también dos de los temas filosóficos más apasionadamente discutidos, hasta tal punto que dio lugar a dos de las más destacadas escuelas filosóficas de la Edad Moderna: el racionalismo, que se fundó en tos aspectos lógico-racionales del conocimiento, y el empirismo, que afirmó la validez absoluta de la experiencia en el ámbito del conocimiento científico-filosófico.
Laicización
La nueva filosofía planteó tres condiciones importantes que a largo plazo resultaron decisivas: la laicización (liberalización de las costumbres respecto a la influencia religiosa), la extra oficialidad (liberación e independencia de los comportamientos respecto de la tutela imperial) y la sustitución del latín por los idiomas de las distintas nacionalidades.
Los filósofos importantes dejaron de ser clérigos y sus enseñanzas dejaron de estar respaldadas por las instituciones políticas y por la Iglesia, penetrando hacia el pueblo a través del idioma nacional. En general, se acostumbra a dividir la filosofía moderna en tres grandes periodos: el Renacimiento, el Racionalismo, el Empirismo y la Ilustración. Las disciplinas filosóficas que gozaron de mayor importancia en la Edad Media eran la teología y la metafísica. La Edad Moderna no prescindió totalmente de ellas e incluso se llegaron a proponer nuevas elaboraciones metafísicas como el panteísmo de Spinoza, pero su campo de interés primordial lo constituyó la problemática en torno a la teoría del conocimiento.
RACIONALISMO
En filosofía, sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, el cual creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el francés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del año 1800, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.
EMPIRISMO
En filosofía occidental, doctrina que afirma que todo conocimiento se basa en la experiencia, mientras que niega la posibilidad de ideas espontáneas o del pensamiento a priori. Hasta el siglo XX, el término empirismo se aplicaba a la idea defendida sobre todo por los filósofos ingleses de los siglos XVII, XVIII y XIX. De estos filósofos ingleses, John Locke fue el primero en dotarlo de una expresión sistemática, aunque su compatriota, el filósofo Francis Bacon, había anticipado algunas de sus conclusiones. Entre otros empiristas también se cuentan David Hume y George Berkeley. Opuesto al empirismo es el racionalismo, representado por pensadores como el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y los filósofos de los siglos XVII y XVIII Gottfried Wilhelm Leibniz y Christian von Wolff. Los racionalistas afirman que la mente es capaz de reconocer la realidad mediante su capacidad para razonar, una facultad que existe independiente de la experiencia. El pensador alemán Immanuel Kant intentó lograr un compromiso entre el empirismo y el racionalismo, restringiendo el conocimiento al terreno de la experiencia, a posteriori, y por ello coincidía con los empiristas, pero atribuía a la mente una función precisa al incorporar las sensaciones en la estructura de la experiencia. Esta estructura podía ser conocida a priori sin recurrir a métodos empíricos, y en este sentido Kant coincidía con los racionalistas.
En los últimos años, el término empirismo ha adquirido un significado más flexible, y ahora es utilizado en relación con cualquier sistema filosófico que extrae todos sus elementos de reflexión de la experiencia. En Estados Unidos William James llamó a su filosofía empirismo radical y John Dewey acuñó el término de empirismo inmediato para definir y describir su noción de la experiencia. El término leyes empíricas se aplica a aquellos principios que expresan las relaciones que, según se aprecia, existen entre los fenómenos, sin que impliquen la explicación o causa de los fenómenos mismos.
Para los empiristas, a partir de la experiencia el ser humano va acumulando conocimientos; plantea que el individuo cuando niño empieza por tener percepciones concretas y es sobre la base de estas percepciones que forma luego sus representaciones generales y conceptos. Es a partir de la experiencia que, Carl Rogers plantea, se da el aprendizaje significativo en el estudiante. Señala que el aprendizaje se da cuando lo estudiado es relevante en los intereses personales del estudiante. El individuo tiende a la autorrealización. Formula la "teoría del aprendizaje empírico".
Lo que identifica a la ciencia como tal es una actitud frente a la cosas y a la vida que exige una metodología estricta. Tiene que ver con la búsqueda de la verdad y con lo que ella, con fidelidad absoluta, nos exige.
jueves, 13 de enero de 2011
La Filosofía Medieval
La Edad Media comienza con un acontecimiento histórico, la caída del Imperio Romano, que en el siglo V. da fin a la Edad Antigua, y finaliza en el año 1453, con la toma de Constantinopla por los turcos.
El Imperio de Occidente declinó debido a la disminución de su población, su vitalidad económica y por el tamaño y la importancia de sus ciudades, siendo afectado también por una masiva migración de pueblos que ya había comenzado en el siglo III.
Estos nuevos pueblos, llamados bárbaros, formaron nuevos reinos que fueron testigos de la fusión gradual de las tradiciones políticas y culturales de bárbaros, cristianos y romanos.
El reino de más larga duración, el de los francos, fue la base de los estados europeos posteriores. Carlomagno, el gobernante más destacado de la Edad Media, surgió de este reino.
En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad revelada por la fe.
En la primera etapa de la edad media, siglo V., el teólogo cristiano, Agustín de Hipona, (354-430), quien en su juventud había adoptado el Maniqueísmo; se convirtió al cristianismo bajo la influencia de San Ambrosio, siendo nombrado posteriormente obispo de Hipona, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Su trabajo literario entre los que se destacan “Las confesiones”, meditación autobiográfica sobre la gracia de Dios, “La ciudad de Dios”, tratado sobre la naturaleza de la sociedad humana y el lugar del cristianismo en la historia, y sus sermones y cartas, revelan la influencia del neoplatonismo y mantienen un debate con los defensores del maniqueísmo.
En la segunda parte de la Edad Media, siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, (1224/5-1274), fue el más eminente filósofo y teólogo de la Iglesia Católica.
El gran logro de Aquino, fue integrar el rigor de la filosofía de Aristóteles al pensamiento cristiano, así como los primeros padres de la Iglesia habían integrado el pensamiento de Platón al cristianismo primitivo.
Santo Tomás estaba convencido que la razón era capaz de operar dentro de la fe.
Los filósofos confían sólo en la razón mientras los teólogos aceptan la fe como punto de partida, llegando posteriormente a una conclusión por medio de la razón.
Ese punto de vista se prestaba a polémicas así como la creencia en el valor religioso de la naturaleza y en que denigrar la perfección de la creación era lo mismo que denigrar a su creador.
Para él, todas las criaturas tienen una tendencia natural hacia Dios que puede ser elevada a través de la gracia.
La filosofía de la edad media fue un movimiento teológico y filosófico, denominado escolástico, que buscaba integrar el pensamiento secular del mundo antiguo, como el de Aristóteles, con el dogma implícito en las revelaciones del cristianismo.
Su meta era alcanzar una síntesis del saber con la teología, jerarquizando el conocimiento.
Este movimiento floreció, inspirado en los escritos de Santo Tomás de Aquino y sentó las bases de muchos renacimientos posteriores con la influencia ejercida por ejemplo, por los filósofos modernos como Jacques Maritain y el de Etienne Gilson.
El Imperio de Occidente declinó debido a la disminución de su población, su vitalidad económica y por el tamaño y la importancia de sus ciudades, siendo afectado también por una masiva migración de pueblos que ya había comenzado en el siglo III.
Estos nuevos pueblos, llamados bárbaros, formaron nuevos reinos que fueron testigos de la fusión gradual de las tradiciones políticas y culturales de bárbaros, cristianos y romanos.
El reino de más larga duración, el de los francos, fue la base de los estados europeos posteriores. Carlomagno, el gobernante más destacado de la Edad Media, surgió de este reino.
En la Edad Media, el saber filosófico tiene como fundamento al dogma, la verdad revelada por la fe.
En la primera etapa de la edad media, siglo V., el teólogo cristiano, Agustín de Hipona, (354-430), quien en su juventud había adoptado el Maniqueísmo; se convirtió al cristianismo bajo la influencia de San Ambrosio, siendo nombrado posteriormente obispo de Hipona, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Su trabajo literario entre los que se destacan “Las confesiones”, meditación autobiográfica sobre la gracia de Dios, “La ciudad de Dios”, tratado sobre la naturaleza de la sociedad humana y el lugar del cristianismo en la historia, y sus sermones y cartas, revelan la influencia del neoplatonismo y mantienen un debate con los defensores del maniqueísmo.
En la segunda parte de la Edad Media, siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, (1224/5-1274), fue el más eminente filósofo y teólogo de la Iglesia Católica.
El gran logro de Aquino, fue integrar el rigor de la filosofía de Aristóteles al pensamiento cristiano, así como los primeros padres de la Iglesia habían integrado el pensamiento de Platón al cristianismo primitivo.
Santo Tomás estaba convencido que la razón era capaz de operar dentro de la fe.
Los filósofos confían sólo en la razón mientras los teólogos aceptan la fe como punto de partida, llegando posteriormente a una conclusión por medio de la razón.
Ese punto de vista se prestaba a polémicas así como la creencia en el valor religioso de la naturaleza y en que denigrar la perfección de la creación era lo mismo que denigrar a su creador.
Para él, todas las criaturas tienen una tendencia natural hacia Dios que puede ser elevada a través de la gracia.
La filosofía de la edad media fue un movimiento teológico y filosófico, denominado escolástico, que buscaba integrar el pensamiento secular del mundo antiguo, como el de Aristóteles, con el dogma implícito en las revelaciones del cristianismo.
Su meta era alcanzar una síntesis del saber con la teología, jerarquizando el conocimiento.
Este movimiento floreció, inspirado en los escritos de Santo Tomás de Aquino y sentó las bases de muchos renacimientos posteriores con la influencia ejercida por ejemplo, por los filósofos modernos como Jacques Maritain y el de Etienne Gilson.
jueves, 4 de noviembre de 2010
El símil de la línea ilustra claramente el dualismo de la filosofía platónica en lo que respecta a la concepción de la realidad y del conocimiento. Platón establece una clara correspondencia entre la estructura de la realidad y las formas de conocimiento pues, según él, la calidad del conocimiento depende de la naturaleza de los objetos conocidos ... Platón nos ilustra esta relación entre realidad y conocimiento con una línea dividida primero en dos partes: una la del mundo sensible (a la cual le hace corresponder el conocimiento aparente o de mera opinión -doxa-) y otra la del mundo Inteligible (a la cual le hace corresponder el conocimiento racional o el saber -episteme-). A continuación, cada una de esas dos partes es dividida, a su vez, en otras dos, con lo que la línea queda dividida en cuatro partes. Platón asigna entonces a cada parte un tipo o clase de ser en la realidad (dos pertenecientes al mundo sensible: las imágenes y los entes naturales y artificiales; y dos pertenecientes al mundo inteligible: los entes matemáticos y las Ideas). Pues bien, a cada uno de esos cuatro tipos de seres reales Platón le hace corresponder respectivamente una de estas cuatro clases de conocimiento: conjetura (eikasía), creencia (pistis), pensamiento discursivo (dianoia) y la inteligencia (noesis). También aparecen reflejadas en el símil las cuatro facultades que utilizamos para conocer cada uno de los cuatro tipos de seres: la imaginación para el conocimiento de las imágenes, los sentidos para el conocimiento de los entes naturales y artificiales, la razón discursiva para el conocimiento de los entes matemáticos y la intuición intelectual para el conocimiento de las Ideas. El conjunto de conocimientos sobre los entes del mundo sensible constituye la Física (que para Platón no es verdadera ciencia, pues sus conocimientos no son ni universales ni necesarios: son meras opiniones). El conjunto de conocimientos sobre los entes matemáticos constituye las Matemáticas (que sí es considerada ya una ciencia, pues sus conocimientos son universales y necesarios). Y el conjunto de conocimientos sobre las Ideas constituye la Dialéctica (considerada por Platón la ciencia suprema, en cuanto que tiene por objeto los seres eternos e inmutables del mundo inteligible.)
Grados o niveles del conocimiento:
1. EIKASIA (=CONJETURA). Es el conocimiento de las imágenes, sombras y reflejos de las cosas sensibles con los que la imaginación teje toda clase de fantasías (por ejemplo, los seres mitológicos). Las cosas de las que trata este tipo de conocimiento no son directamente perceptibles, ni demostrables, ni intuibles...
2. PISTIS (= CREENCIA). Es el conocimiento de los entes naturales y artificiales, directamente perceptibles por los sentidos. El ser de estas cosas no es demostrable ni intuible (es cosa de fe).
3. DIANOIA (=VERDAD DEDUCIDA). Es el conocimiento de los entes matemáticos cuya existencia y ser es deducido racionalmente. Estos entes matemáticos son realidades intermedias entre el mundo inteligible y el sensible, ya que, al igual que las Ideas son eternos y al igual que las cosas, hay una multitud para cada especie (por ejemplo, lo triangular, lo rectangular, lo esférico, etc.). Por participar del mundo sensible y del inteligible, Platón considera al conocimiento matemático como un paso previo o preparatorio (=propedéutica) para acceder al verdadero conocimiento, al conocimiento de las Ideas.
4.NOESIS (= VERDAD INTUIDA). Es el conocimiento de las Ideas; éstas se conocen directamente, sin ayuda de los sentidos, en una intuición intelectual pura. Intuición que se lleva a cabo a través del que podríamos denominar "órgano de la visión del alma", el nous. La ciencia que corresponde a este grado de conocimiento es la dialéctica.
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